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A partir de los 4 meses, el cerebro de los bebés comienza a madurar y a producir melatonina, la hormona del sueño, con lo que sus patrones de sueño cambian. Su ciclo de sueño comienza a funcionar parecido al de los adultos y en lugar de tener 2 fases, pasaran a tener 4 (3 no-REM y 1 REM) de 90-120 minutos de duración.
Además a partir de los seis meses de edad, las alimentaciones nocturnas generalmente no son necesarias y muchos bebés dormirán toda la noche, el 70-80 por ciento lo hará a los nueve meses de edad. Los bebés generalmente duermen de 9 a 12 horas durante la noche y toman siestas de 30 minutos a dos horas, de una a cuatro veces al día.
Cuando los bebés se acuestan soñolientos pero no dormidos, es más probable que se vuelvan "autosuficientes", lo que les permitirá conciliar el sueño de manera independiente a la hora de acostarse y volverse a dormir durante la noche. Aquellos que se han acostumbrado a la asistencia de los padres a la hora de acostarse a menudo lo convierten en "asociaciones" y lloran por sus padres para ayudarlos a volver a dormir durante la noche.
Los problemas sociales y de desarrollo también pueden afectar el sueño. Los bebés seguros que están apegados a su cuidador pueden tener menos problemas para dormir, pero algunos también pueden ser reacios a renunciar a este compromiso para dormir. Durante la segunda mitad del año, los bebés también pueden experimentar ansiedad de separación. Las enfermedades y el desarrollo motor también pueden interrumpir el sueño.
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Hijo de Hipnos, dios del sueño, y de Nix, diosa de la noche, era considerado el dios de los sueños. Su tarea más cotidiana era dormir a los mortales para aparecerse en sus sueños.
“Caer en los brazos de Morfeo” es una expresión muy utilizada en diferentes idiomas y que se refiere al hecho de quedar profundamente dormido.
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